Cuatro formas en las que el diseño te ayuda a vender (más)

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El diseño es lo primero que el cliente ve de un producto. Es la vía por la que comunicamos sus atributos, usos y ventajas. Una suerte de carta de presentación. Pero el diseño no es solo prestigio, identidad corporativa y diferenciación. El diseño puede traducir cada ocasión en una venta.

Hay empresas que creen que si tienen un buen producto no necesitan un buen diseño para vender. No podrían estar más equivocadas: en un mundo tan competitivo como el actual, el diseño puede ser clave para diferenciar una marca de la competencia y encontrar su nicho en el mercado.

Los colores y las formas se utilizan para atraer y captar la atención del cliente potencial, pero son los “pequeños” detalles los que le convencerán para hacer la compra.

En duacode trabajamos diferentes ámbitos de diseño: desde el packaging a la web, desde lo tangible a lo virtual. Y sabemos que lejos de ser un elemento meramente estético, el diseño debe cumplir una función y regirse por los objetivos de comunicación y marketing del proyecto.

Vamos con cuatro ejemplos de ello:

  1. El diseño web puede aumentar tus tasas de conversión, especialmente si la experiencia del usuario es positiva. Ayuda a que tu proyecto capte leads, o a que el usuario realice la compra directamente en tu plataforma. También puede causar el efecto contrario: ya hay estudios que demuestran que las páginas web mal diseñadas generan desconfianza en el usuario, que acaba por abandonarlas antes. Cuando tu página web está bien diseñada y todos los elementos funcionan al unísono, puede convertirse en un importante canal de venta, tanto para proyectos B2B como para B2C.
  2. Cada vez más, el diseño de elementos para redes sociales, campañas publicitarias y newsletters está demostrando su poder de convicción. Un banner correctamente diseñado y posicionado en una web, o un correo electrónico segmentado para tu público objetivo, puede aumentar tus ventas de forma significativa. Es la diferencia entre una campaña exitosa y otra que pasa sin dejar rastro.
  3. El packaging puede mejorar las oportunidades de compra de un producto en una tienda o supermercado. Es una forma de transmisión de la identidad de la marca directa y esencial, que puede alterar de forma directa la percepción de un producto. ¡Desperdiciar la ocasión de convencer en un momento como este puede resultar fatal para cualquier proyecto! En ciertos sectores es la única razón por la que un consumidor se decanta por un producto en vez de otro.
  4. Cuando el branding consigue empapar todos los aspectos de una marca, esta se convierte en memorable. Y las marcas memorables venden más, porque no solo venden una vez: se asientan en la mente de los consumidores y estos tienen más probabilidad de repetir el proceso de compra. Las marcas inconsistentes se olvidan, no consiguen permanecer relevantes. Unificar el diseño a través de múltiples plataformas significa generar más recuerdos, permitir que el consumidor identifique la marca y rememore su experiencia con ella puede ser la clave para fidelizarlo.

Por muy bueno que sea, el diseño no logrará salvar un mal producto. Si la experiencia del usuario con lo que vendemos no es positiva, difícilmente conseguiremos que repita la compra. Sin embargo, cuando el producto es bueno y el diseño acompaña, se crea un efecto amplificador en las ventas que va más allá de lo meramente visual.